domingo, 2 de febrero de 2014

La Fiesta de Candelaria de Escañuela.

Doscientos reales que así mismo gasta esta villa (de San Pedro de Escañuela) en la fiesta que hace anualmente de Candelaria en que se incluye el sermón y cera.”

Éstos pues eran los gastos para la fiesta de la Candelaria que el Ayuntamiento de Escañuela le dedicaba, sería una fiesta importante comparando con lo que se pagaba por los diferentes oficios de los profesionales que venían a prestar sus servicios.
Real de la época.
El Real era una moneda de plata con el peso de 3'35 gramos que circuló por Castilla desde el siglo XIV hasta mediados del siglo XIX. Fue muy famosa la moneda múltiplo de ocho reales llamada el Real de a Ocho a cuya imagen y semejanza se instituyó más tarde el Dolard Americano. El Real de a Ocho tuvo vigencia en todo el mundo, hasta en la China y el Japón, en donde por orden de los respectivos emperadores se resellaban las monedas con un pequeño cuño acreditando su valor y circulación. La plata castellana tenía un prestigio mundial.

El maravedí o moravetín, en cambio fue una moneda de cuenta, y esto es, al igual que ahora decimos el precio en pesetas, por emplo, un millón de pesetas son seis mil euros y mucha gente habla en millones. Las pesetas ya no existen pero hacemos cuentas con ellas. El sistema monetario castellano estaba ligado al sistema del oro musulmán y el maravedí tenía como modelo al dinar almorávide y la dobla castellana que era a imagen de la dobla almorávide.
El real tenía el valor de treinta y cuatro maravedíes, y dieciséis reales equivalían a un escudo de oro, es decir dos monedas de real de a ocho. Todo ello desde la Pragmática de Medina del Campo emitida por Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, los Reyes Católicos, en el año de 1497, y ni que decir que estas monedas formaron parte del mundo global de los siglos XV al XIX, en el antiguo régimen.
Zenón de Somodevilla, marqués de la Ensenada.


El texto que nos ocupa pertenece al Catastro del Marqués de la Ensenada que se realizó a partir de 1749 en la corona de Castilla y sus quince mil lugares a excepción de las provincias vascongadas que estaban exentas de pagar impuestos y cuyos habitantes tenían el privilegio de nobleza menor por el hecho de haber nacido en estas tierras vascas. El Catastro fue ordenado por el rey Fernando VI y bajo la petición de el marqués de la Ensenada. En el susodicho Catastro se interrogaba a las autoridades de los diferentes lugares de Castilla acerca de cuarenta preguntas, aquí la que nos ocupa es la pregunta número veinticinco. Todas las respuestas se verificaban con precaución.

25- Qué gastos deben satisfacer el común, como salario de justicia y regidores, fiestas del Corpus u otras, empedrado, fuentes, sirvientes, etc. de que se deberá pedir relación auténtica.”

A la veinticinco dijeron que esta villa no paga salario alguno a la jurisdicción ni regidores, y sólo contribuye con noventa reales al médico por las asistencias que se ofrecen en este pueblo viniendo desde la villa del Villardompardo donde tienen su residencia, al cirujano con cincuenta reales, al barbero y sangrante con otros cincuenta reales, al aladrero otros cincuenta por venir todos los susodichos de fuera, aparte al escribano de “fechos” contribuye con otros cincuenta y como doscientos cuarenta reales que se gastarán en las fiestas de Corpus. Doscientos reales que así mismo gasta esta villa en la fiesta que hace anualmente de Candelaria en que se incluye el sermón y cera. Noventa reales que así mismo paga anualmente por el ajuste que tiene hecho con la parte de su Majestad por el cuarto en libra de jabón. Y como ciento cincuenta reales que según experiencia de los que declaran se gastarán anualmente en el importe de las veredas que se despachan por el señor intendente de la ciudad de Jaén y teniendo asimismo otros diferentes gastos en los repartos de las casas de ayuntamiento, cárcel y pilar, composición de calles, empedrados, caminos y veredas, pozos y gastos de papel sellado para el libro del ayuntamiento, importando todos los gastos que se le ofrecen a esta villa según prudente regulación mil cien reales anuales por lo que es notorio que los valores de dichos propios equivalen con corta diferencia a los expresados gastos y en caso de que algún año sobra después de pagados los gastos alguna cantidad de maravedíes esta se aplica a la paga del cabezón que esta villa tiene hecho con la parte de su majestad por razón de sisas y servicio ordinario rebajándose el repartimiento que se debía hacer a los vecinos y responden...”

Decir que un Aladrero es un carpintero que hacía mangos de azada, amocafres, etc. así como otras herramientas de madera. Que el Cabezón de su Majestad era un impuesto de la corona que cargaba a los vecinos por cabeza, de ahí su nombre aplicado por diferentes conceptos como pudiera ser el de tierras sin cultivar, y finalmente que una libra se corresponde con 453'59 gramos en el sistema decimal.

Las costumbres que han perdurado de la Candelaria en Escañuela son las candelas o chiscos, lumbres que los vecinos o instituciones encienden el día dos de febrero, hechas con ramón de olivo y en donde también se quemaban muebles y enseres viejos, entorno a las cuales se come, bebe, se cantan y se bailan melenchones y canciones de los chiscos como en la víspera de San Antón. Se hace una misa con la bendición de las candelas, velas de cera blanca, y procesión chica alrededor de la Iglesia intramuros o extramuros como el Domingo de Ramos. Estas velas se guardaban todo el año y se encienden contra tormentas, enfermedades y para prevenir calamidades. En 1985 la Cofradía de la Virgen de Alharilla tomó este festejo por pertenecer al ciclo de la Encarnación, que es su advocación y por celebrarse la Purificación de la Virgen María.
Las candelas como los chiscos de San Antón tenían su ritual y había dos formas de encenderlas dependiendo del viento. En los lugares donde no hacía viento se formaba un cono alto hecho con haces de leña y se le prendía fuego. Otra forma de encenderlos es la que hoy perdura y parte de un montón al que se le va añadiendo leña, y costumbre es que los asistentes tienen que participar echando al fuego cuando menos una rama y circundar el fuego tres, siete o doce veces en el sentido de las agujas del reloj mayormente, sobre todo en la Candelaria, que también se hacía con los animales domésticos como en San Antón, y todo ello una vez que el fuego estaba más reducido. 
Las candelas como los chiscos finalizaban con las "paces" y hacer las paces del chisco era un juego relativamente peligroso que consistía en que dos pandillas de chicos jovencitos se lanzaban brasas armados con ramas de olivo como bastones. Esto se hacía al final y tarde cuando todo el mundo se iba y aunque tenía sus reglas, no podían subir las brasas más arriba de la cintura, casi siempre terminaba alguien con el pelo chamuscado

Finalmente doy las Gracias a Beatriz Pedrosa por su ayuda, quien por cierto es la persona que más ha estudiado e investigado sobre Escañuela, gracias amiga.

página transcrita del Catastro del Marqués de la Ensenada.